Una Infección de Transmisión Sexual (ITS) ocurre desde una persona que sea portadora o afectada de la infección a otra persona, a través de las pequeñas lesiones que son las “puertas de entrada” de la infección y que se producen durante el coito, tanto en la superficie de la vagina como en la superficie del pene.
Durante una relación sexual, por efecto de la fricción, se producen muchas lesiones en la capa que recubre los genitales masculino y femenino; estas lesiones pueden ser visibles o no (microlesiones); de manera que el riesgo es real y muy serio, razón por la cual ambos deben afrontarlo con responsabilidad y rapidez.
Si la pareja decide continuar la relación coital, entonces se recomienda el uso de un nuevo preservativo.
En lo inmediato, la pareja debe limitarse al lavado del área genital y pélvica preferiblemente con agua tibia y jabón.
En el caso de que sangre, esperma o líquido vaginal hayan penetrado o entrado en contacto con alguna herida externa y se disponga de alcohol para desinfectarla, se debe proceder inmediatamente, teniendo sumo cuidado en no usarlo en las áreas de la mucosa genital. Por igual si se dispone de gel espermicida (espuma anticonceptiva), se debe colocar en la entrada, y en canal vaginal.
Estas medidas NO protegen de una infección, ni de un embarazo, solamente limitan o reducen los riesgos.
No es apropiado el uso vaginal de sustancias o productos higiénicos que puedan ser abrasivos, tampoco las famosas duchas vaginales, debido a que la mujer podría empeorar la situación, aumentando el riesgo de infecciones, sin contar con que estas duchas han mostrado ser muy poco efectivas.
Lo ideal siempre será acudir, cuanto antes, a una Clínica de Planificación Familiar para solicitar consejería o asesoramiento. Es muy importante realizar esta consulta en un plazo menor a las 72 horas de la relación sexual, a fin de evitar un posible embarazo.
También la pareja puede acudir con su médico particular o consultar con su ginecólogo u otro personal de salud que pueda ofrecerle orientación adecuada y comprensiva sobre el caso. Igualmente, puede asistir al servicio médico de urgencias de un hospital público especializado o a una clínica privada.
En todo caso, y a propósito de la prevención de uno de los riesgos, el embarazo, la pareja debe pensar en la posibilidad de recurrir a la Anticoncepción de Emergencia (AE), que es una medida que se practica mediante el uso de las llamadas Pastillas Anticonceptivas de Emergencia (PAE), que la mujer toma luego de una relación sexual-coital no protegida.
Estas pastillas son muy efectivas siempre que se tomen lo más pronto posible, antes de que pasen 72 horas de ocurrido el coito no protegido, preferiblemente en las primeras 12 horas luego del evento, tiempo en el que son más efectivas.
Esta es una terapia muy válida que ha sido aprobada por el Ministerio de Salud Publica, en caso de necesidad como la que estamos tratando.
En lo que respecta a las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), luego de un accidente de este tipo, se recomienda que la pareja se realice, lo antes posible, las pruebas que sean necesarias para determinar la presencia o no de ITS en su organismo. Esto incluye la prueba de VIH.
En el caso de una real exposición al virus, se aconseja buscar ayuda profesional en los centros de salud especializados a fin de explorar la necesidad y la posibilidad de iniciar un tratamiento para prevenir la infección.
Los condones o preservativos son altamente seguros y efectivos para evitar embarazos no deseados y la prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual. Adecuadamente utilizados y conservados cumplen excelentemente estos fines.
Video recomendado:
Comparte este artículo en tus redes sociales:
Comparte este artículo en:
