¿Por qué hay personas adictas a la cirugía plástica?

Desde la antigüedad, el uso de la cirugía plástica ha sido relevante para minimizar el efecto de las terribles heridas y de lesiones causadas por traumas. Desde entonces ha ido creciendo su utilidad, hasta que en la actualidad podemos mejorar el aspecto de nuestro cuerpo y combatir el efecto del paso del tiempo.

Desde otro punto de vista, vernos bien supone sentirnos bien y aunque hoy día es posible realizar cambios en casi todo lo que no nos guste, debemos recurrir a la cirugía sólo en los casos en los que nuestra salud esté comprometida, o en aquello en los que la mejora de la autoestima justifique su uso.

A pesar de ser procedimientos de bajos riesgos, se pueden presentar complicaciones. Si queremos resultados satisfactorios, la cirugía plástica debe ser realizada por profesionales calificados, en lugares apropiados y siguiendo las normas de seguridad ya preestablecidas.

¿Causa adicción la cirugía plástica?

Sí. Cuando las personas pasan la barrera del temor a la cirugía, a la anestesia, se dan cuenta de que los procedimientos son de rápida recuperación y logran su objetivo de verse bien, pueden llegar a preguntarse “¿por qué no mejorar otras áreas?”.

El problema son aquellas que NO logran parar y quieren cada vez más y más cirugías, en lugar de encontrar el punto de equilibrio que es “aceptarse”. Los excesos nunca terminan en buenos finales y a veces, esos finales pueden ser NO agradables e irreversibles.

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En muchas ocasiones nos hemos visto delante de personas que insisten en hacerse procedimientos que consideramos innecesarios y le decimos que NO la podemos operar.

En muchas ocasiones estas personas, llamadas Adictas a Cirugías Plásticas, en realidad presentan una enfermedad psicológica llamada “Trastorno Dismórfico Corporal”, el cual se caracteriza por la obsesión y sobrevaloración relacionada con la imagen corporal, que puede llegar a convertirse en un trastorno psiquiátrico severo.

Estas personas llegan al cirujano en busca de una solución a un problema que en realidad NO existe.

El autoestima es una construcción mucho más profunda, que tiene que ver con una visión del cuerpo, pero también con la relación de nosotros con el medio.

Diariamente, en nuestra consulta recibimos personas con quejas de desánimo y falta de motivación, por no estar conforme con la forma de su cuerpo o de alguna parte de este, ya sea, por el efecto del tiempo, los embarazos, traumas o cirugías.

Estas personas, luego de someterse a algún procedimiento quirúrgico, logramos transformar positivamente su vida, devolviéndole todo el brillo de su espíritu y llenándonos de satisfacción por el trabajo realizado.

Donde debemos tener cuidado es cuando detectamos algún rasgo de dimorfismo, en ese caso, NO es conveniente operarlas, porque aunque se llegue a un buen resultado, NO tendrán la capacidad de apreciarlo.

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Lo ideal es referir al paciente a un especialista, porque seguirá siendo la misma persona con los mismos conflictos y problemas.

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