La depresión constituye un conjunto de alteraciones del estado de ánimo en que predominan la tristeza, la falta de energía, ideas pesimistas, los trastornos del sueño, del apetito y otras condiciones que van unidas a cambios en la química del cerebro, y son más frecuentes en las mujeres que en los hombres.
Se cree que la depresión en la mujer se produce por cambios hormonales que se dan por eventos como el parto, el climaterio, la menstruación y los agobios psico-sociales a que son sometidas las mujeres.
En general, lo deseable es que para los hombres, el nacimiento de un hijo (a) sea un motivo de regocijo y de fortalecimiento de la pareja; aunque la llegada de un hijo y las circunstancias de la procreación, el embarazo y la relación de amor de una pareja puede ser un hecho que impacte al hombre de diferentes maneras.
Pongamos por ejemplo, los temas de los gastos; responsabilidades; dudas respecto a ese embarazo; grado de amor por la pareja y si fue o no deseado ese embarazo; son circunstancias que condicionan la conducta masculina o de la pareja.
Para el hombre aceptar que está deprimido es más difícil, y la expresión de “los hombres no lloran” está vinculada a las creencias machistas que predominan en nuestro medio.
Con mayor frecuencia se incluye al hombre en los ejercicios pre-parto, y en el parto mismo, como forma de involucrar a los dos géneros, no sólo en la responsabilidad ante el nuevo bebé, sino a los elementos afectivos que necesita el hecho de procrear y reproducirse.
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