El control que muchas personas necesitan tener sobre la vida de los demás para sentir tranquilidad y poder sobre el otro asfixia el amor y nubla la libertad que tiene cada quien de vivir a su ritmo. Por eso se hace tan necesario identificar la fuente de la necesidad de controlar a los demás, porque solo sanando esa herida y entendiendo de dónde viene nuestra inseguridad podremos tener relaciones sanas que nos aporten bienestar donde nadie se sienta perseguido.