Homosexualidad (Parte 4 de 4): ¿La homosexualidad se puede corregir?

NO. Hoy día, la ciencia sabe que la orientación sexual no se elige, que esto es algo que nace con las personas y que tampoco se aprende. Muchas personas luchan durante años por tener una orientación sexual diferente, pero como no se elige, no se puede cambiar.

De hecho, comprobamos que la gente NO tiene donde aprender a ser homosexual, porque si así fuera, ¿por qué habría de haber un hijo o una hija homosexual en una familia heterosexual y en una cultura que promueve tanto la heterosexualidad?

Casi todos los cuentos infantiles terminan con la boda del príncipe y la princesa y aun así existen homosexuales.

En la actualidad existen esfuerzos terapéuticos orientados a la corrección de la homosexualidad denominados: “Terapias de Conversión”. Estos esfuerzos han demostrado ser inútiles en su intento de cambiar la orientación sexual de las personas.

Por esta razón, tampoco han encontrado apoyo en la comunidad científica. Por el contrario, hemos visto cómo la Asociación Americana de Psicología ha manifestado preocupación por estas terapias y el daño que les ocasionan a los pacientes. Asímismo, en el 1997 emitieron una resolución mediante la cual se reafirmaba la oposición de la psicología a las prácticas homofóbicas en las terapias.

El origen de la homosexualidad, no lo conocemos, como tampoco conocemos el de la heterosexualidad. Un ser humano no puede elegir ser heterosexual, bisexual, homosexual o asexual.

También puedes leer:   Homosexualidad (Parte 3 de 4): ¿Es posible que las personas se vuelvan homosexuales por la ausencia de modelos masculinos o por la forma de crianza?

Y aun cuando podamos elegir actuar o no de acuerdo a nuestras emociones y sentimientos, las y los profesionales de la psicología, la sexología y la psiquiatría, consideramos insostenible que la orientación sexual fundamental es una opción deliberada que pudiera modificarse voluntariamente o mediante técnicas terapéuticas.

Esto, sin dejar de reconocer que las personas podemos renunciar al ejercicio de la sexualidad, como podemos renunciar a cualquier otro de nuestros derechos humanos, voluntariamente o por represión.

Las sociedades modernas avanzan en la dirección de respetar la forma particular de expresar el amor de cada uno de sus integrantes. No existe un comportamiento en el que todos los seres humanos coincidamos como resultado de nuestras formas de sentir, pensar y actuar.

Aunque existan mayorías, siempre habrá gente que vive de manera diferente. No hay una sola religión, ni un solo color de piel, ni una sola orientación sexual, y es eso precisamente lo que nos hace maravillosos, pues tenemos la posibilidad de aprender de los otros.

Nadie nos prepara para la posibilidad de tratar a alguien cercano y querido que sea homosexual o lesbiana; falta una educación basada en la diversidad, las opciones y las realidades, no en un sueño o en una fantasía de una heterosexualidad universal.

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